El Señor de la Salud

El Señor de la Salud

Jesús, Señor de la Salud, es invocado tradicionalmente por los fieles como consuelo en la enfermedad, fuente de fortaleza en el dolor y esperanza para los que sufren. Desde los Evangelios, vemos cómo Jesús sanó a muchos enfermos con solo tocarles, mirarlos o responder a su fe.

Hoy, seguimos acudiendo a Él con confianza para pedir por quienes atraviesan momentos de enfermedad, dolor físico o sufrimiento interior. Esta oración sencilla es una súplica llena de fe, amor y entrega.

Oración al Señor de la Salud

Dulce Jesús, que eres el autor de la vida y en tus manos está la salud de los hombres, no rechaces mi humilde plegaria.

Señor, que en los días de tu vida mortal sanaste a cuantos enfermos te invocaron con fe y confianza, animado con tales sentimientos vengo a pedirte que concedas la salud a nuestros hermanos enfermos, a fin de que, experimentando una vez más tu paternal amor, te sirvan en adelante con más fidelidad y constancia.

Amén.

¿Cuándo rezar esta oración?

  • En momentos de enfermedad personal o familiar.
  • Al visitar un enfermo o al acompañar a alguien hospitalizado.
  • Durante novenas, misas o jornadas de oración por los enfermos.
  • Antes de una cirugía o tratamiento médico importante.

¿Por qué invocar al Señor de la Salud?

Jesús es fuente de vida, sanación y consuelo. Él no promete siempre una curación física, pero sí ofrece paz, fortaleza interior y salvación eterna. Por eso, esta oración no es solo un pedido, sino también un acto de confianza en su voluntad misericordiosa.

Palabras clave de fe

  • Jesús, en Ti confío.
  • Señor de la Salud, ten piedad de nosotros.
  • Confiamos en tu amor, aunque no comprendamos el dolor.

Jesús, médico del alma y del cuerpo, ten piedad de nosotros.